imagen: Goya en el prado. La gallina ciega. |
Un punto microscópico
que brilla
un punto, otro y otro
es lo imperceptible,
es lo enorme.
Esta luz es un foco,
este foco es una
estrella, un sol y este sol el universo;
lo inaccesible
añadido a lo
impenetrable
sumado a lo
inexplicable,
unido a las ciudades donde se esconde a la
mirada
entre los arboles de las avenidas y los edificios:
“rascacielos inconmensurables” esto es el
cielo.
Pero además es el olvidado en las postales que solo magnifican los edificios.
Sé que llevo en mi retina la imagen de una
gran luna azul,suspensa entre los
brazos de la torre más alta del Palacio Real.
Desde
las dos terrazas del Palacio que
sobresalían por encima del Jardín del Moro unos cuantos privilegiados podíamos
contemplar una puesta de Sol
impresionante. Ahora está cerrado gracias a la habitual falta de
respeto del ser humano hacia su
entorno.
Me
viene a la memoria Madrid el cielo de mi
adolescencia y que caracterizo la serie “La Pradera de San Isidro" cielos
de tonos suaves, azules y rosados con cambios cromáticos hasta el
encendido carmesí y el azul cobalto.
Agustina Duque
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